Entre los grupos primitivos, ciertas formas de comunicación, como las señales de humo, son comunes. Pero… ¿habías oído de las conversaciones a base de chiflidos que sostienen entre sí los indígenas mazatecos?1 Este artículo se publicó en enero de 1983 en la revista México Desconocido. De la fecha de publicación a la actual, las lenguas indígenas mencionadas en él han sido objeto de numerosos estudios.
El hecho de que el estado de Oaxaca, cuya extensión territorial es casi equivalente a la de Guatemala, esté dividido políticamente en 570 municipios, no es una casualidad ni un capricho histórico. Esa división múltiple refleja la existencia de pueblos diferentes en el aspecto étnico, histórico y, desde luego, lingüístico. Oaxaca posee el mayor número de lenguas indígenas: casi cien, según señalara Calvin R. Rensch.
La enorme variedad de lenguas tiene aspectos muy interesantes, aunque poco estudiados todavía, y ello no se debe a la falta de entusiasmo, sino de capacidad profesional: estudiar las lenguas oaxaqueñas no es tarea para principiantes, porque éstas tienen una fonología muy complicada.2 Son parte de la familia otomangue, la mayoría de ellas tiene como característica principal el rasgo tonal, en que las lenguas generalmente pueden cambiar el sentido de una frase, con el acento y la entonación, como es el caso del español. No es lo mismo papa que papá o decir «quiero cerveza Indio» que «quiero cerveza, indio», pero en las lenguas de la familia otomangue, que muchas de ellas se hablan en Oaxaca, el cambio de tono cambia el sentido de agudos a graves, y viceversa. Muchas sólo se hablan en regiones virtualmente inaccesibles, y un enorme porcentaje de la población es monolingüe. Saber lo anterior puede conducir a varias reflexiones, aunque la más obvia es: ¿cómo, dentro de tal diversidad lingüística, pudieron florecer las avanzadas culturas prehispánicas oaxaqueñas?
Una original forma de comunicarse
Además de los aspectos técnicos, también hay, por supuesto, curiosidades como lo es el idioma silbado; es decir, el sistema de lenguaje como medio de comunicación basado exclusivamente en silbidos, una extraña característica de algunas lenguas mazatecas del norte del estado.
Hasta ahora la singularidad de comunicarse mediante silbidos solamente se ha conocido en cuatro lugares del mundo, según afirma el fisiólogo acústico René-Guy Busnel: en la isla Gomera, de las islas Canarias; en la sierra mazateca de Oaxaca; en Aas, en los Pirineos franceses, y en Kusköy, Turquía. El denominador común de los cuatro lugares es una topografía excepcionalmente abrupta y con laderas cultivadas en escarpados desniveles; es decir, se trata de sitios en los que la comunicación personal es difícil y muy limitada, ya que impone un gran esfuerzo físico para subir, bajar y recorrer las distancias.
El alcance del lenguaje silbado depende del terreno: se reduce en zonas boscosas y se amplía en las áreas despejadas. Así, el promedio es de 150 metros en Santa María Chichotla y hasta de 1 500 entre Tenango y Piedras Negras. Alcances superiores se obtienen mediante el uso de conchas y caracoles. Busnel menciona una distancia de ocho a diez kilómetros en Tenango, hacia los valles rocosos, aun cuando aclara que sólo se trata de señales y no propiamente de un lenguaje.
Pláticas de monte a monte
¿Qué es lo que se comunican los mazatecos a larga distancia por medio de sus silbidos? Lo que sigue es una réplica de una de las muchas conversaciones posibles, entre dos campesinos que se encuentran trabajando la tierra, con una barranca que los separa más de 200 metros:
—¿Por qué viniste tan tarde?
—Estaba buscando una gallina.
—¿Y la encontraste?
—Sí, estaba encaramada en un palo con espinas.
De acuerdo con Busnel, el alcance también se ve limitado por la duración del silbido y por el uso de los tonos —alto, semielevado, bajo y semibajo. Desde luego, no todas las personas pueden hacer uso del lenguaje silbado, ya que éste exige una aguda percepción de las variaciones tonales.
René-Guy Busnel efectuó una larga y completa serie de investigaciones científicas al respecto, incluyendo un estudio de campo en la sierra mazateca. Sus trabajos comprenden el uso de osciloscopios y otros analizadores electrovisuales para trazar gráficas o «monogramas» de una o varias palabras, en los cuales puede advertirse la composición de frecuencias de cada vocablo. La palabra tchao-ni-hi, por ejemplo, que significa «mazorca de maíz» —o tomoxtle en mazateco—, requiere de un silbido con tres modulaciones distintas: la primera sílaba alcanza unos 1 000 Hz3 El hertz o hercio (Hz) es una unidad de frecuencia. Es la de un movimiento vibratorio que ejecuta una vibración cada segundo. Equivale a un ciclo por segundo. o ciclos, 800 la segunda y 500 la tercera.
¿Por qué no silban las mujeres?
Otro especialista en lenguas, G.M. Cowan, quien divulgara en 1948 la lengua silbada entre los mazatecos, descubrió el mismo fenómeno entre los tepehuas4 El tepehua es una lengua de la familia totonaca-tepehua de la sierra de Hidalgo y Veracruz. del estado de Hidalgo, y lo dio a conocer en 1952. El mismo autor apunta que «las mujeres casi nunca silban [...] y que es sólo la posición social de la mujer adulta, en función de la civilización local, lo que le impide silbar. En cada una de las regiones que hemos estudiado encontramos siempre mujeres que demostraron tener la misma capacidad que los hombres para usar la lengua silbada».
En cuanto a la técnica empleada para silbar, Busnel señala que en los mazatecos es esencialmente linguolabial y labiodental para distancias cortas y largas respectivamente, y agrega: «no vimos un solo silbador que enrollara la lengua hacia atrás».
También encontró, como variante, el uso de una hoja de cafeto cortada en rectángulo y colocada sobre el labio inferior. La lengua y los labios se mueven según la modulación deseada. «La potencia obtenida es mucho mayor que con los otros métodos: de cien decibeles a un metro».
Hemos de agregar que la sierra mazateca se localiza entre Teotitlán del Camino y la presa Miguel Alemán —Temascal—, en el extremo norte de Oaxaca; en el centro de la sierra se encuentra Huautla. La región fue llamada en la antigüedad «el país de las nubes», y la altura promedio del camino es de 1 800 metros sobre el nivel del mar.
Texto publicado en Algarabía 65. En esa edición también encontrarás artículos sobre la invención del amor, la historia de la psicología y ¿por qué mentimos?.