Existe una regla coloquial que establece la existencia de un pariente incómodo en todas las familias mexicanas, y la mía no es la excepción.
En el último festejo de cumpleaños de mi papá, contamos con la espectacular visita de la incómoda tía Bertita. En esa ocasión, la tía tomó por tema el inminente divorcio de su hija —en cuya casa tiene a bien vivir— y no paraba de decir:
—En cuanto téngamos el dinero nos salimos de su casa. De verdad te lo digo, Cristina, una vez que lo téngamos, los mandamos a volar.
Y yo no podía dejar de repetir para mis adentros: «tengamos, tía, tengamos». Lo malo es que con mucha frecuencia oigo a las demás personas cometer la misma incorrección.
Las conjugaciones verbales en presente de subjuntivo son muy comunes en español; sin embargo, su uso es irregular porque en la primera persona del plural el acento sale de la raíz verbal. Todo será más claro con el siguiente ejemplo, la conjugación del verbo volver en presente de subjuntivo:
Primera persona:
– Singular: vuelva. Ejemplo: Cuando yo vuelva.
– Plural: volvamos. Ejemplo: Espera a que volvamos.
Segunda persona:
– Singular: vuelvas. Ejemplo: En caso de que vuelvas.
– Plural: vuelvan. Ejemplo: Se los das cuando vuelvan.
Tercera persona:
– Singular: vuelva. Ejemplo: Me avisas cuando tu hermano vuelva.
– Plural: vuelvan. Ejemplo: Espera a que tus papás vuelvan.
Aquí es donde ocurre el problema: en la primera persona del plural, el acento grave permanece en la sílaba correspondiente —vol-va-mos—, pero su forma es diferente a la de todas las demás personas, que son graves y tienen el acento en la raíz verbal vuel-. En este caso, los hablantes optan por «regularizar» el paradigma —conjunto de todas las conjugaciones de un verbo— y conservan tanto la raíz como el acento de las demás personas en ese tiempo verbal. Por eso es tan común que se diga vuélvamos en lugar de volvamos, téngamos en lugar de tengamos, o váyamos en lugar de vayamos.
Este caso es un problema llamado «de analogía verbal», que no es otra cosa sino el afán que tenemos los hablantes por regularizar lo que es irregular.
Así, la próxima vez que quieras utilizar la primera persona del subjuntivo, recuerda esta sencilla explicación. Y ojalá no téngamos que explicarlo de nuevo…