En los más de 20 años en los que he trabajado como teacher, cuántas veces no habré escuchado eso de que «el acento británico, como es el original y el más puro, es el mejor». Muchas, en realidad. Al profundizar en ello, empiezan a surgir incongruencias y el argumento acaba haciendo agua por todos lados. ¿Cómo es que «el acento británico» podría ser el mejor? Es más, ¿realmente existe el acento británico?
Para entender mejor la primera pregunta, pongamos como ejemplo al español: si la lengua que hablaba Cervantes guarda diferencias importantes con la de Borges, aunque ambas reciban el mismo nombre, ¿cómo, entonces, podemos comparar dos o más variedades dialectales del mismo idioma? En otras palabras, ¿quién podría comparar las olas de un mar con las de otro y decir que son más puras o mejores?
Por otra parte, hablar de «el acento británico» es como hablar de una entidad monolítica; tanto como si se afirmara que el acento mexicano es «menos inteligible» o «más bonito» que otro. ¿cuál acento sería ese «acento mexicano»? ¿El de la ciudad de México, Monterrey, Veracruz, Jalisco o el de Guanajuato? Elegir uno implicaría prescindir de los demás.
Además, ¿existe, por ejemplo, el acento de la Ciudad de México? ¿Hablan igual los jóvenes chilangos que los viejos, los albañiles que los docentes del Colegio de México, los tepiteños que los «condechis», los iztapalapecos que los coyoacanenses? Por ese camino llegaríamos a ser como el profesor Higgins de Mi bella dama (1964), quien aseguraba poder distinguir cualquier acento londinense, calle por calle.
¿Cuál de todos?
Por ello, en cuanto al acento británico, es pertinente preguntar: ¿cuál de todos? En un divertido y didáctico artículo, Tom Cutler alecciona a sus compatriotas a seguir el ejemplo de la reina Isabel II, ya que —a decir de algún periodista— «‘er maj. don’t talk so posh no more» ; algo así como «su majestad ya no habla tan fresa». Este ejemplo ilustra un fenómeno lingüístico que probablemente no es exclusivo de las islas británicas: la gente «bien» que trata de sonar como el común de la población.
Cutler atribuye esa creciente confusión de acentos a las telenovelas y series estadounidenses y australianas, o a lo cosmopolita de sus ciudades. O quizá, simplemente, los fresas no quieren ser considerados fresas y los nacos no quieren sonar nacos, y todos acaban sonando parecido. Cualquiera que sean las razones, rescatamos a continuación las características de los distintos acentos en Londres. Suponiendo que usted fuera un angloparlante que se encuentra en la capital inglesa, le aconsejaríamos considerar las siguientes recomendaciones:
Si desea que su acento suene más refinado, debe tomar en cuenta que sólo los acentos de la parte oriental de la Gran Bretaña —Liverpool, Northumbria, Irlanda del Norte y partes de Escocia— tienen una r vibrante, no demasiado distinta a la de la palabra carro en español, así que no es necesario practicar ese sonido a menos que quieran sonar como Noël Coward.
Los acentos de clase alta se fundamentan en una gramática convencional a la vez que requieren gran cuidado al articular para no fusionar sonidos. Por ejemplo, Prime Minister debe sonar /Praim minista/ y no /Praiminsta/, o What is that? que debe sonar /uot iz dat/ y no /uazzat/. Una equivalencia en español sería pronunciar /psesque…/ en vez de /pues es que…/.
En algunas regiones se añade una sílaba a ciertas combinaciones de vocales. Por ejemplo, en galés road no suena /roud/ sino /rou ued/; esto se debe evitar bajo el riesgo de sonar algo vulgar. Para darse una idea de lo que ocurre con ese sonido adicional, piense en la s final en los verbos conjugados en segunda persona del singular: ¿Qué dijistes?… Hiere el oído de muchos, ¿verdad?
El sonido consonante oclusivo glotal —suena como «si tuvieran hipo»—, usado de manera indiscriminada, es una característica básica del acento cockney, equivalente al tepiteño capitalino. Se debe evitar, en especial en esas cenas con más de tres juegos de cuchillo y tenedor en la mesa. En español, es el sonido aspirado entre las palabras oh oh. En inglés, este sonido consiste en la falta de pronunciación de la t, la p y la k cuando se encuentra entre vocales: bottle of water suena /bo’o o’ua’a/.
También se debe evitar la creciente tendencia en inglés británico a usar una entonación ascendente al final de las oraciones, con lo cual la frase «It’s my birthday» suena como si el que lo dijo estuviera sorprendido de ese hecho «It’s my birthday?!». Esa entonación se parece sospechosamente al «cantadito» chilango —da da dá, da da dá— y es probable que tenga influencia estadounidense, lo que es peor.
Finalmente se recomienda evitar la imitación de los acentos de las clases más altas, a menos de que no le importe que la gente se empiece a preguntar por su salud mental —esto es válido en cualquier lengua y dialecto—. Por otro lado, si se desea que los empleados de los hoteles más lujosos se pongan a sus órdenes de inmediato, el acento más recomendable es el county —que se verá a continuación—. Para todos los demás propósitos, el acento de la reina será suficiente.
Acentos Británicos Londinenses —en orden descendente—
Royal —de la realeza—. Un acento que sólo usa la reina y su familia cercana. Ni lo intente: esos aires de grandeza nadie los va a creer.
Old School Posh —fresa de la vieja escuela—. Un acento inclasificable lleno de pausas y la rara costumbre de sobredeletrear palabras largas —parliament suena /parl-in-a-ment-a/ en vez de /par-la-mnt/— además del penoso ejercicio de enfatizar consonantes que normalmente son suaves —tissue es /tis siu/ en vez de /tishu/—. El autor Kingsley Amis decía que el pañuelo desechable sirve muy bien para detectar a los chaqueteros. Sin comentarios.
County —del condado—. En los condados viven los condes, es decir, la realeza. Parece que hubieran nacido con una cuchara de plata en la boca… mezclado con canicas.
Sloane. Llamado así por el privilegiado barrio londinense Sloane Square. Cutler lo define como «cristal cortado con algo de jerga urbana, una ocasional cervecita y algo de influencia culposa del acento del estuario». Sólo para locales del área.
Queen’s English —inglés de la reina—. Como el que hablan Keira Knightley o Hugh Grant. Es el más famoso, conocido también como RP —Received Pronunciation— o inglés de la BBC.
London Educated —londinense educado—. Una combinación de inglés de la reina con un sabor urbano y algunos elementos del acento del estuario —ver más adelante—. A veces se le escapan algunas oclusivas glotales, pero no demasiadas. Es generalmente aceptado en cualquier ocasión.
Cockney. Acento vernáculo con extraordinaria riqueza y caló rimado. Las ies no suenan /ai/ sino /oi/, así que palabras como right no suenan /rait/ sino /roi’/. Uso muy frecuente de las consonantes glotales oclusivas y también su gramática tiene sus peculiaridades. No imitar a riesgo de parecer tepiteños de telenovela mexicana.
Estuary —del estuario—. Un acento reciente, mitad cockney, mitad «habla de electricista» que se ha popularizado en el sudeste de Inglaterra, hasta llegar a zonas aledañas a Londres, en boca de jóvenes presentadores de radio y televisión. Se caracteriza por aspectos fonéticos como que water suena /guau’a/ en vez de /ua-ta/, y Tuesday no suena /tius- dey/ sino /cous-dey/, o sand dunes, que normalmente suena /sandiunz/, en este acento suena /san shuns/. Otro acento que es mejor evitar.
Por último, si todo esto les parece intrascendente, deben recordar a Madame de Gaulle quien, en una cena en que se celebraba el retiro de su esposo Charles, al preguntarle su anfitrión inglés qué es lo que esperaba con más ansia para los años venideros, con una amplia sonrisa anunció a los cuatro vientos: «/‘á pines/» —’un pene’—. Después de un sepulcral silencio, el General de Gaulle se acercó a su esposa y le murmuró al oído: «creo que en inglés lo pronuncian /jápines/ —happiness, ‘felicidad’.