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Las invenciones de Adolfo Bioy

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Él es uno de los escritores de lengua hispana más importantes, forjador de tramas perfectas, irónico narrador de desencuentros amorosos, obsesionado por la mujer y por los sentimientos que despierta.
Nacido en Buenos Aires en 1914,
 Adolfo Bioy lo tuvo todo: era amigo 
íntimo y entrañable de Borges,
 se casó con Silvina Ocampo —una de las pocas intelectuales de su época—, era guapo, terrateniente, oligarca, mujeriego, bon vivant, talentoso y se dedicaba a lo que más le gustaba: leer y escribir.
Bioy es el autor de una de las mejores novelas escritas en nuestra lengua: La invención de Morel, hoy considerada 
un clásico, de la cual Borges aseguró no le parecía «una hipérbole calificarla de perfecta».


Conoce también el final de un amor adultero… y todo por unos gatos


De él ha dicho Julio Cortázar: «Quisiera ser Bioy, siempre lo admiré como escritor y como persona», y Octavio Paz: «El amor —en Bioy— es una percepción privilegiada, la más total y lúcida, no sólo de la irrealidad del mundo, sino de la nuestra».
Bioy murió en Buenos Aires en 1999. De todas sus obras la que más recomendamos es precisamente La invención de Morel, de la cual extrajimos algunos fragmentos —como él mismo los llamaba— que insertó en su libro de cuentos Guirnalda con amores, editado en Argentina en 1959, en los cuales deja ver gran parte de su personalidad. Son pensamientos, anécdotas y aforismos en los que nos descubre sus verdaderas vocaciones y preocupaciones.
Ser los otros

Consuélate pensando: si me va mal, le va bien.

Soledad

Cuando queda nuestro cuerpo durmiendo, en un cuarto de hotel, en una ciudad desconocida, tocamos el fondo de la soledad.
De noche, en Londres.

Caras

I
Porque corresponde a algún tipo general de cara, toda cara es una cara conocida.
II
Hay verdadero derroche de caras.

Resultado

Conócete a ti mismo; conviértete en egoísta y en enfermo.

Cuerpo y alma

I
Una muchacha, como tantas otras, con el alma boba y perversa, y el cuerpo honesto.
II
El cuerpo de Margarita es buena persona, pero de Margarita líbreme Dios.

Ley de juego
Para que no se descubra que todo es un poco ridículo, la complicidad es una ley de juego en el amor.
Bioy y Borges, la leche cuajada
Contiguos

Estaban tan acostumbrados a vivir juntos, a mirarse de cerca, que si se veían en la calle se turbaban.

Las mujeres

La denominación «las mujeres» no incluye a las mujeres feas.

La compañera

Les va tan mal, que sólo está conforme cuando están tristes.

Marido cariñoso

Me dijo que de noche su marido era cariñoso con ella. «Medio dormido me palmea» explicó, «porque sueña que está con otra».

Lealtades incompatibles

El amor corrompe. A la persona querida, nada negamos: ni la minuciosa infidencia al amigo, ni la superflua traición. Para ser leales con una persona, somos desleales con todas.

Hombres y mujeres

Diálogo de la vida con las mujeres. El hombre, mostrando la exigua felicidad acordada; ellas, lo exiguo de esa felicidad.

El médico y nosotros

Para el médico no estamos enfermos, somos enfermos.

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